Son 65 años de presencia de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada en el Perú. Gracias a los Oblatos provenientes del Canadá quienes empezaron esta tarea que ahora está en manos de una Delegación que a lo largo de 65 años ha crecido. Gracias a tantos misioneros que han dado su vida por evangelizar estas tierras peruanas. Como familia oblata en el Perú nos sentimos orgullosos de continuar la tarea emprendida por San Eugenio de Mazenod, junto a los Jóvenes OMI, a los Laicos OMI – juntos intentándolo todo por dilatar el Reino de Dios.
El primer Misionero Oblato de María Inmaculada en pisar tierras peruanas fue el P. Ovila Meunier, OMI. Llegó al puerto del Callao – Perú, proveniente de Antofagasta – Chile.
Luego de estos años de trabajo misionero al norte de Chile, llega al Perú el 2 de setiembre de 1957 por invitación de la Madre Juana de Arco, MNDA. Para que asuma el colegio secundario que las religiosas tenían, el obispo se enteró y le ofreció la parroquia matriz, sin embargo, fiel al carisma de San Eugenio, prefirió fundar una nueva parroquia en lo que era en aquella época, la periferia de la ciudad. Y la convocatoria a la población fue a través del rezo del Santo Rosario y haciendo la Vía Crucis, es así como los pobres asentados a lo largo de la carretera, se vieron convocados. También se integraron otras familias de la zona, todos bajo el patrocinio de la Virgen de Fátima. Siempre en comunión con el deseo de reavivar la fe del pueblo.
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